Si bien ambos detectan incendios, los detectores de humo y los detectores de temperatura cumplen funciones específicas y están diseñados para distintas zonas de un establecimiento.
Los detectores de humo son habituales en áreas comunes en donde es poco habitual la presencia de humo (oficinas, pasillos, entre otros)
Por su parte, los detectores de temperatura están diseñados para casos más particulares como cocinas, salas de máquinas y soldadura, espacios donde la producción de humo o polución es constante, pero donde una alta temperatura sí podría significar un incendio.
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Sin duda, para determinar qué tipo de detector se requiere para alguna zona específica se tiene que evaluar primero qué tipo de labores se realizan allí.
Recuerda que el objetivo principal de un Sistema de Detección y Alarma Contra Incendios es dar alerta de un siniestro con fuego para una rápida acción de extinción.
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¿Qué son los detectores de humo?
Los detectores de humo son dispositivos diseñados para detectar la presencia de humo en el aire y emitir una alarma audible para alertar a las personas en caso de incendio. Funcionan monitoreando las partículas en el aire y detectando los cambios en la cantidad de luz que atraviesa una cámara de detección. Hay diferentes tipos de detectores de humo, incluyendo detectores de ionización, detectores de fotoeléctricos y detectores de humo combinados.
Es esencial instalar detectores de humo en lugares estratégicos dentro de una vivienda o edificio, como en cada nivel y cerca de los dormitorios. También es importante realizar pruebas periódicas y reemplazar las baterías según las recomendaciones del fabricante para garantizar su funcionamiento adecuado.